Romper con las inercias y malos hábitos |
La costumbre de posponer, puede deberse a que la persona tiene una dependencia a diversos elementos externos, tales como navegar en Internet, ver la television, atender a cada momento su teléfono móvil, leer libros, darse una siesta, salir de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por una rutina diaria, entre otras, como pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o decisión.
Comenzar una tarea es la parte mas difícil para el que tiene la costumbre de postergar. Resulta que cuando pensamos algo como "bueno, tengo que limpiar mi habitación" o "debería salir a correr"; dentro de nosotros comienza un diálogo, una discusión. Quienes discuten dentro de ti son tus pensamientos, los que están a favor de comenzar la tarea y quienes se oponen.
Cada grupo de ideas expone sus argumentos y entre todos intentan tomar una decisión.
– ¿Lo hago ahora o más tarde?
– Que tal más tarde, ahora no me apetece.
– Pero si no tienes ánimos ahora, ¿los vas a tener más tarde?
– Mmm, probablemente no. No imagino un momento en que tenga ganas de hacer eso.
– Bueno, entonces mejor lo hago ahora.
– Mmm, los haré en 5 minutos... sólo 5 minutos. Bueno, mejor en 15.
Comenzar a hacer algo es difícil por varias razones. Primero, necesitas convencerte de que aquello es verdaderamente necesario; que es importante y necesitas hacerlo. Que no puedes elegir no hacerlo y que tampoco puedes seguirlo postergando. Ya lo has postergado mucho. Una vez que te has convencido, lo siguiente es romper la inercia inicial. Pasar de un estado de comodidad a uno de acción. Lo cuál suele provocar que aparezcan pequeñas quejas en tu diálogo mental. Después comienzas a prepararte, a asumir la posición y comenzar con la labor.
Conforme comienzas a enfocarte en la tarea que tienes en manos las quejas dejan de escucharse. No es que no estén, es que ya no les prestas atención. Conforme te enfocas más y más en lo que estás haciendo el resto del mundo desaparece, incluidos los pensamientos ajenos a la tarea.
Llegados a éste punto el trayecto es mucho más sencillo, una cosa te lleva a la otra. De repente te das cuenta que no era para tanto, que lo que estás haciendo es sumamente fácil. Incluso comienzas a disfrutarlo. "Cómo diablos no empecé esto antes?" piensas mientras sigues inmerso en lo que haces.
Cuando terminas y admiras el producto de tu trabajo te sientes enormemente satisfecho. "Debería hacer esto más seguido, se siente bien".
Por eso, al momento de comenzar una tarea que te es especialmente difícil, trata no escuchar a tus pensamientos. Elimina todas las distracciones mentales y enfócate en llevar la labor. Hazlo mecánica y metódicamente, observando cada paso con detenimiento, observa tus sensaciones corporales. Si lo haces de esta manera te será más fácil comenzar cualquier cosa. Y no sólo eso, sino que además lo harás mucho mejor al no hacer caso a las distracciones.
Por ultimo un buen tips para realizar las tareas que debes hacer es anotar en una tarjeta o papel las tres cosas que debes hacer inmediatamente. Esto es muy importante para que no te sientas abrumado con tantas y tantas tareas que debes hacer ese día... solo tres, y cuando termines de hacer las tres; anotas de nuevo otras tres actividades urgentes.
Cada grupo de ideas expone sus argumentos y entre todos intentan tomar una decisión.
– ¿Lo hago ahora o más tarde?
– Que tal más tarde, ahora no me apetece.
– Pero si no tienes ánimos ahora, ¿los vas a tener más tarde?
– Mmm, probablemente no. No imagino un momento en que tenga ganas de hacer eso.
– Bueno, entonces mejor lo hago ahora.
– Mmm, los haré en 5 minutos... sólo 5 minutos. Bueno, mejor en 15.
Comenzar a hacer algo es difícil por varias razones. Primero, necesitas convencerte de que aquello es verdaderamente necesario; que es importante y necesitas hacerlo. Que no puedes elegir no hacerlo y que tampoco puedes seguirlo postergando. Ya lo has postergado mucho. Una vez que te has convencido, lo siguiente es romper la inercia inicial. Pasar de un estado de comodidad a uno de acción. Lo cuál suele provocar que aparezcan pequeñas quejas en tu diálogo mental. Después comienzas a prepararte, a asumir la posición y comenzar con la labor.
Conforme comienzas a enfocarte en la tarea que tienes en manos las quejas dejan de escucharse. No es que no estén, es que ya no les prestas atención. Conforme te enfocas más y más en lo que estás haciendo el resto del mundo desaparece, incluidos los pensamientos ajenos a la tarea.
Llegados a éste punto el trayecto es mucho más sencillo, una cosa te lleva a la otra. De repente te das cuenta que no era para tanto, que lo que estás haciendo es sumamente fácil. Incluso comienzas a disfrutarlo. "Cómo diablos no empecé esto antes?" piensas mientras sigues inmerso en lo que haces.
Cuando terminas y admiras el producto de tu trabajo te sientes enormemente satisfecho. "Debería hacer esto más seguido, se siente bien".
Por eso, al momento de comenzar una tarea que te es especialmente difícil, trata no escuchar a tus pensamientos. Elimina todas las distracciones mentales y enfócate en llevar la labor. Hazlo mecánica y metódicamente, observando cada paso con detenimiento, observa tus sensaciones corporales. Si lo haces de esta manera te será más fácil comenzar cualquier cosa. Y no sólo eso, sino que además lo harás mucho mejor al no hacer caso a las distracciones.
Por ultimo un buen tips para realizar las tareas que debes hacer es anotar en una tarjeta o papel las tres cosas que debes hacer inmediatamente. Esto es muy importante para que no te sientas abrumado con tantas y tantas tareas que debes hacer ese día... solo tres, y cuando termines de hacer las tres; anotas de nuevo otras tres actividades urgentes.