Cuando fallece un ser querido
puede causarnos un shock emocional. Y claro que es difícil aceptar que esa
persona ya no estará más con nosotros. Incluso suceden síntomas de depresión o
resentimiento por algo que no resolvimos con el fallecido. Hay gente que hasta
reporta sentir dolor físico durante los momentos más difíciles.
Lo que se desarrolla son
conexiones neuroquímicas con las memorias de esa persona. Cuando se rompen esas
conexiones se interrumpe la actividad del cerebro que puede llegar a causar
dolor físico. No hay cómo escapar el dolor de la ausencia, es parte del proceso
para llegar a la última parte que es la aceptación para después seguir
adelante.
Al principio es importante
darnos tiempo para estar en luto. Ese tiempo es importante porque es la manera
de desahogar la tristeza que sentimos y si nos hacemos los fuertes sin darnos
la oportunidad de expresar ese sentimiento, puede herirnos más que si no nos
damos ese espacio.
Es sano que salga el llanto
porque lo opuesto puede resultar en un cargo emocional que se estanca con
nuestro ser y que nos afecte más a la larga. Entre más aceptamos el hecho que
es normal que nos vamos a sentir mal, más fácil es empezar a superar este
momento difícil para nosotros. Es como quitarnos el peso de encima de querer
estar bien en el momento porque no vamos a estar bien por un tiempo.
Durante este tiempo es
recomendable mantener un círculo social positivo y no aislarnos. Si no tiene
amigos o familia cerca, busque un grupo de apoyo.
Existen organizaciones que se
especializan en apoyar a familias que han sufrido la muerte de un familiar. Por
ejemplo, en Houston, Bo’s Place es una organización que tiene grupos de apoyo
gratuitos específicamente para familias que han perdido a alguien. El saber que
uno no está solo con el dolor, alivia el peso emocional.
Otro de los beneficios de
conectarnos con más gente que ha pasado lo mismo es que nos da esperanza al
saber que sí se puede regresar a la normalidad aun después de una tragedia como
lo es el perder a una persona.
Tampoco deje de cuidarse a
usted mismo en este proceso. La tristeza es fuerte en estos momentos. El sueño
se interrumpe y si este es el caso busque descansar durante momentitos durante
su día. Acuérdese de comer bien, ya que el alimento y el sueño son factores
importantes que influyen en nuestra habilidad de tolerar estrés.
Hacer ejercicio también ayuda
en momentos difíciles. Estudios muestran que gente en buena condición física
tienden a tener mejor habilidad de tolerar situaciones emocionales difíciles. Y
si acaso no es posible ejercitarse, salga a caminar en la naturaleza. Existen
evidencias que al salir diariamente en la naturaleza entre 15-20 minutos
diarios disminuyen los efectos de la depresión en casos clínicos.
Para concluir quisiera
también agregar algo común en estos casos. Si uno no se pudo despedir de ese
ser querido o por alguna razón no pudo asistir los servicios fúnebres, puede
ayudarle tener su propio ritual para despedir a esa persona. Esto puede ser
simplemente hacer oración por esa persona o tal vez escribirle una carta para
poner en su tumba, etc.
Pero como el enterrar a alguien se a convertido en un ritual para despedir a nuestros seres queridos, podemos reemplazar esa tradición por
nuestra propia cuenta para que nos ayude a cerrar ese capítulo de nuestra vida.
Igual no siempre es para eliminar el dolor, pero si ayuda para darle un final
más formal a un proceso que es inevitable y que todos tendremos que pasar en
algún momento de nuestra vida.
Tema adaptado para: “DE TODO
UN POCO”
Texto original del Psicoterapeuta: Rob Arteaga