sábado, 8 de junio de 2013

SIMULACION DEMOCRATICA Y DEMOCRACIA DIRECTA... Realidad de la política en el mundo.


Porque la conciencia política es muy importante; comparto este excelente escrito con los créditos correspondientes.

Los humanos han logrado altas cotas de progreso científico y tecnológico, pero eso no quita para que sus sistemas de gobierno y organización social sean una mierda.

Los gobiernos nos dicen: “Esto está bien y esto está mal, esto está prohibido y esto permitido”, mientras ellos someten a los ciudadanos a su conveniencia y viven de los impuestos que les hacen pagar, para posicionarse como una clase parasitaria que, estando encargada de manejar los hilos del poder, se benefician siempre que pueden, no paran de subirse los sueldos, dietas y otros beneficios, y cuando, por contra (aquí me la sopla la RAE), establecen para los trabajadores sueldos mínimos de miseria. Eso, como ya dije en otra ocasión, es la democracia de hoy.

Los políticos entre ellos se protegen y rara vez acaban en la cárcel, muy distinto de los ciudadanos que someten si los pillan en cualquier ilegalidad. Así es el engaño que se tragan día a día los humanos, que más parecen los borregos de un inmenso rebaño. Los de arriba están para vivir a costa de los de abajo, así ha sido siempre con cualquier régimen político, incluidos los de izquierdas, si no vean cómo vive el retrasado mental de Kim Jong-un (con su país en propiedad), la multimillonaria nieta de Mao Zedong (antes conocido como Mao Tse-Tung) en China, o la nueva oligarquía chavista en Venezuela; además los dirigentes radicales de izquierdas, a imitación de las derechas más perseverantes, anteponen una supuesta igualdad para acabar con toda libertad, y sin Libertad no existe la Justicia.

Es necesario, por tanto, buscar nuevas formas de gobierno para lograr un mundo más libre y a la vez más justo.

El sistema de partidos políticos, según se demuestra, sólo genera corrupción entre los que viven a costa de las riquezas de sus países y del esfuerzo de los ciudadanos. Para ejercer la “plena democracia”, la “democracia directa”, no es indispensable una intermediación entre los ciudadanos y el gobierno, o sea, esa clase política que supone uno de los peores males de nuestra sociedad.

Es por ello que hay prohibir los partidos políticos, la partidocracia, para que los ciudadanos puedan elegir, directamente, a los funcionarios que han de dirigir a las naciones, quedando éstos al escrutinio de la sociedad.

¿Para qué necesitamos ladrones y asesinos que gobiernen el mundo? 

Los partidos políticos sólo trabajan para sus propios intereses y para los grupos de poder con los que se relacionan, cuando los ciudadanos, para ellos, no son nada más que un número en las estadísticas, individuos para ser manipulados y para que caminen por la raya que les pintan: a eso lo llaman Ley (hecha a su conveniencia y eludible para ellos, porque el poder está en ellos y no en la sociedad).

En la democracia directa los ciudadanos eligen entre funcionarios que ya demostraron, en base a resultados anteriores, ser aptos para llevar a cabo la tarea que deben desarrollar, y en caso de corrupción son encarcelados o separados del cargo si su desempeño no alcanza las metas establecidas.

Pero para conseguir la democracia directa (no aplicable por ahora para una masa de humanos ignorantes), también es necesario crear un sistema económico mundial que esté al servicio de la sociedad y no para el beneficio de una minoría, y así acabar, para siempre, con la avaricia y con la usura que impera en el mundo por medio de los mecanismos económicos que pernean en los actuales sistemas de gobierno: esas dictaduras camufladas de democracia.


Los posthumanos aportamos ideas novedosas para marcar la guía de lo que será el mundo del futuro, donde las personas vivirán con paz, libertad, justicia e igualdad, y respetando, por supuesto, la nave: este hermoso Planeta Tierra. Pero ya se sabe: la Humanidad debe morder el polvo, llegar a su punto más bajo, a la ruina económica y moral, a la distopía total, a su casi exterminio, en eso que se conoce como Apocalipsis, para iniciar un camino distinto al que ya conocemos.

Estamos, pues, en el tiempo de espera, para que, tras la hecatombe apocalíptica, inicie la revolución planetaria posthumana que fundará el nuevo mundo de los 1000 años de paz.


Texto original del escritor y compañero bloguero: Pablo Paniagua
 



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